¡A la cama! Mi hijo no quiere acostarse, se hace el remolón y se resiste a irse a dormir.

Situación típica en muchos hogares, llega la hora de acostar a nuestros hijos y ellos empiezan a resistirse todo lo que pueden. Empiezan a buscar todas las escusas habidas y por haber: “tengo sed”, al rato “tengo pipi”, poco después “mami ven”, “cuéntame un cuento”, “no tengo sueño”, “quiero a papá”, …. Y así podríamos ir poniendo todas las frases o ejemplos de cada uno de nuestros hogares. Esto se agrava en los períodos de vacaciones, aunque aquí podemos ser un poco más flexibles y dejarles un rato más.

Muchas veces, cuando me preguntan a qué hora se acuestan mis hijos mamás y papás se me quedan mirando con cara estupefacta. Durante el curso escolar mi hijo mayor de 3 años y medio se acuesta entre las 19:30h-20:00h y el pequeño , que ahora tiene 13 meses, a las 20:30 está en su cuna, dormido y tranquilo. Duermen toda la noche de un tirón, ocasionalmente pueden despertarse para ir al baño o porqué tienen sed, pero no es lo común.

¿Y cómo lo haces? - Me preguntan.

La respuesta que doy es siempre la misma. No ha sido fácil, ha sido cuestión de paciencia, muchas noches en vela, establecer pautas, rutinas y rituales, seguir siempre los mismos hábitos y, también, buscar el modo de ayudarles a bajar el ritmo en el momento que llegamos a casa por la tarde: nada de juegos que les sobreestimulen, persianas medio bajadas, luces tenues y tranquilidad en casa, es decir cuantas menos visitas entre semana mejor.
Es evidente que a medida que se vayan haciendo mayores tendremos que ir cambiando los horarios y dejar que se acuesten cada vez un poco más tarde, pero a estas edades los niños pequeños deben acostarse pronto y dormir unas 12-13 horas por la noche.
 
¿Qué puedo hacer?
Establecer un horario regular para acostarle. Debemos fijarnos en el comportamiento de nuestro hijo cuando duerme bien o suficientes horas y cómo se comporta cuando duerme poco. La mayoría de niños están irritables, todo les molesta, tienen más rabietas,… si no duermen suficiente por la noche.

Estar un ratito con él antes de acostarle. Contarles un cuento, explicarles lo que hemos hecho durante el día, lo que haremos mañana,… aprovechemos este momento para estar con él y así evitar todas las escusas que pone para estar un ratito más con nosotros y no acostarse.

Establecer rutinas, mantener el mismo orden de los acontecimientos del día. Ya hemos hablado en otra ocasión sobre los beneficiosde los hábitos y rutinas en bebés y niños. Al establecer estos hábitos vamos preparando a los niños para el momento de acostarse. A los niños pequeños, de 2 a 5 años les gusta la coherencia, saber que después de hacer una cosa harán otra que ya conocen, les aporta seguridad. Un ejemplo, durante el curso escolar: recogerlos del cole – merienda- juego- baño-cena-ir al baño-lavarse los dientes- a la cama (un cuento breve o una poesía) – un beso de buenas noches – a dormir!

Así día tras día. Con mucha paciencia por nuestra parte, no resultará fácil los primeros días, ya que es un trabajo de fondo, que requiere de nosotros la mayor de las calmas y voluntad. Recordemos que les estamos enseñando.

¿Y si no me hace caso? ¿Qué otras opciones tengo?
Poner una alarma para que suene en el momento de irse a la cama. Programamos una alarma que suene 5 -10 minutos antes de acostarle. Le explicaremos a nuestro hijo que en el momento que suene la alarma del reloj será hora de irse a la cama. “El despertador dice que es hora de ir a dormir. Ahora vamos a lavarnos los dientes, hacer un pipí y acostarnos”.

Recompensarle cuando se acueste cuando toca. Cuando le despertemos a la mañana siguiente podemos despertarle diciéndole “Ves, qué bien, te acostaste a tu hora y por eso hoy mamá te va a dar un premio, te contaré un cuento más” o le pegamos una pegatina en su tabla de incentivos, si es que la utilizamos. El premio no debe ser algo material sino una actividad extra, tiempo con nosotros, algo que le guste hacer,…

¿Qué debemos evitar?
No permitir que sea nuestro hijo quien decida la hora a la que se acuesta.Los papás somos nosotros, nosotros sabemos lo que es mejor para ellos y las horas que necesitan de descanso. No debemos permitir que ellos tomen las riendas de la situación. Cuando llore, patalee y se resista a acostarse debemos mantenernos en nuestros trece y llevarle a la cama. Sabemos que todas sus resistencias son porqué no quiere dejar de jugar o de estar con nosotros, y debemos recordarlo. Lo mejor para él es que descanse.

No gritar, amenazar ni pegar. Al utilizar este tipo de conductas pueden generarpesadillas y terrores nocturnos. El hecho de castigary gritar, como ya hemos hablado en otro artículo, no enseña la conducta adecuada.

Lo mejor es empezar con las rutinas y establecerlas como algo normal en casa. Soy conocedora de que no es fácil establecerlas y que en muchas casas los niños esperan a que llegue papá por la noche para verle y darle un beso, y entonces… se desvelan, empiezan las escusas, … nosotros también lo hemos vivido. Sé que muchas mamás nos da pena acostarles sin que hayan visto a su papi, pero cualquier pediatra o profesional de la salud nos dirá que lo mejor para el niño es que duerma sus horas.

Las rutinas y hábitos son nuestros mejores aliados, intentemos seguirlos siempre y conseguiremos que nuestros hijos se acuesten tranquilos cada noche.Fuente: http://mamapsicologain.visibli.com/share/9gotDl

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