¿Eres como Herodes, que sacrificó a los niños a su propio bienestar de adulto? Eso sí, de forma civilizada: comprandole un videojuego
Durante las fiestas de Navidad se celebra el día de los santos inocentes. Según el evangelio de Mateo, los Magos de Oriente, que habían acordado avisar al rey Herodes dónde encontrar a aquel niño que le usurparía la corona, advertidos en sueños por un ángel pasaron de largo. Ante el engaño, Herodes mandó ejecutar a los niños menores de dos años de Belén. Como peligraba su mundo, cortó por lo sano. Herodes pasó a la Historia como el cruel capaz de todo por mantener su statu, su reinado.
En estas fiestas navideñas, hacemos un breve parón de nuestro ritmo laboral. Ansiamos descansar y hacer aquello que, de normal, no podemos realizar. Pero estimamos inadecuadamente nuestro tiempo. En primer lugar, porque dueños de nuestro tiempo pensamos que desempeñaremos nuestro ocio manteniendo el ritmo habitual en lugar relajarnos; y, en segundo lugar, porque perdemos de vista que nuestros hijos tienen también vacaciones y eso nos destrona de nuestros proyectos individuales. Si bien el ocio individual puede improvisarse, el familiar exige planificación y, por lo tanto, requiere de esfuerzo.
Durante las fiestas de Navidad se celebra el día de los santos inocentes. Según el evangelio de Mateo, los Magos de Oriente, que habían acordado avisar al rey Herodes dónde encontrar a aquel niño que le usurparía la corona, advertidos en sueños por un ángel pasaron de largo. Ante el engaño, Herodes mandó ejecutar a los niños menores de dos años de Belén. Como peligraba su mundo, cortó por lo sano. Herodes pasó a la Historia como el cruel capaz de todo por mantener su statu, su reinado.
En estas fiestas navideñas, hacemos un breve parón de nuestro ritmo laboral. Ansiamos descansar y hacer aquello que, de normal, no podemos realizar. Pero estimamos inadecuadamente nuestro tiempo. En primer lugar, porque dueños de nuestro tiempo pensamos que desempeñaremos nuestro ocio manteniendo el ritmo habitual en lugar relajarnos; y, en segundo lugar, porque perdemos de vista que nuestros hijos tienen también vacaciones y eso nos destrona de nuestros proyectos individuales. Si bien el ocio individual puede improvisarse, el familiar exige planificación y, por lo tanto, requiere de esfuerzo.