Cuando en la familia hay un ser querido con Alzheimer
La demencia tipo Alzheimer es una enfermedad orgánica, degenerativa y progresiva que afecta las capacidades intelectuales superiores como la memoria (dificultad para aprender nueva información o recordar la ya incorporada previamente).
Asimismo, se observa una alteración en el lenguaje, deterioro en la capacidad de llevar a cabo actividades motoras, fallo en el reconocimiento de objetos y alteración en la ejecución; lo que hace que la persona con Alzheimer dependa de los demás para el desarrollo de sus actividades de la vida diaria. Puede iniciar a partir de los 65 años (aunque hay casos tempranos, anteriores a esta edad) y se caracteriza por un deterioro continuo.
Obviamente, un familiar con esta condición pudiese afectar la dinámica de un hogar si no se toman previsiones y por ello es fundamental estar informados sobre cómo manejar esta situación.
Algunos autores han denominado “la generación sándwich” a aquellas personas adultas que deben atender a un progenitor con Alzheimer y a su vez a su pareja e hijos.
La tarea no es sencilla porque cambian las vidas de cada uno de los miembros de la familia, especialmente la de los más pequeños o hijos adolescentes que se sienten desatendidos, desplazados, abandonados y en ocasiones deprimidos.
También se despiertan sentimientos de incertidumbre, miedo, negación o el surgimiento del “síndrome del cuidador”, es decir, el desgaste físico y psicológico.
Antes de que se desestabilice la dinámica familiar es importante reunir a la familia para explicar en qué consiste la enfermedad del Alzheimer y estar conscientes de algunos cambios tales como:
- Las rutinas diarias: (distribución de las tareas para que cada quien haga su aporte con respecto a las visitas médicas, alimentación, aseo, vestimenta, entre otras, del enfermo).
- Replantearse el trabajo y la situación económica.
- El tiempo libre (es imperioso que los cuidadores puedan despejarse un poco)- Búsqueda de apoyo (familiares, vecinos o acudir a la Fundación Alzheimer).- Consultar con un psicólogo o psiquiatra para manejar los estados de ánimo como el miedo, la culpa, la preocupación, la ansiedad y tristeza entre otros.
- No descuidar la salud, alimentación y sueño de todos los involucrados
- Hablar con los docentes de los hijos y exponerles la situación para contar con el apoyo de la escuela.
- Aprender a meditar y relajarse.
Por último, lo más importante es estar informado, ponerse límites y pedir ayuda. El trabajo en equipo favorece el bienestar de todas las partes.
Asimismo, se observa una alteración en el lenguaje, deterioro en la capacidad de llevar a cabo actividades motoras, fallo en el reconocimiento de objetos y alteración en la ejecución; lo que hace que la persona con Alzheimer dependa de los demás para el desarrollo de sus actividades de la vida diaria. Puede iniciar a partir de los 65 años (aunque hay casos tempranos, anteriores a esta edad) y se caracteriza por un deterioro continuo.
Obviamente, un familiar con esta condición pudiese afectar la dinámica de un hogar si no se toman previsiones y por ello es fundamental estar informados sobre cómo manejar esta situación.
Algunos autores han denominado “la generación sándwich” a aquellas personas adultas que deben atender a un progenitor con Alzheimer y a su vez a su pareja e hijos.
La tarea no es sencilla porque cambian las vidas de cada uno de los miembros de la familia, especialmente la de los más pequeños o hijos adolescentes que se sienten desatendidos, desplazados, abandonados y en ocasiones deprimidos.
También se despiertan sentimientos de incertidumbre, miedo, negación o el surgimiento del “síndrome del cuidador”, es decir, el desgaste físico y psicológico.
Antes de que se desestabilice la dinámica familiar es importante reunir a la familia para explicar en qué consiste la enfermedad del Alzheimer y estar conscientes de algunos cambios tales como:
- Las rutinas diarias: (distribución de las tareas para que cada quien haga su aporte con respecto a las visitas médicas, alimentación, aseo, vestimenta, entre otras, del enfermo).
- Replantearse el trabajo y la situación económica.
- El tiempo libre (es imperioso que los cuidadores puedan despejarse un poco)- Búsqueda de apoyo (familiares, vecinos o acudir a la Fundación Alzheimer).- Consultar con un psicólogo o psiquiatra para manejar los estados de ánimo como el miedo, la culpa, la preocupación, la ansiedad y tristeza entre otros.
- No descuidar la salud, alimentación y sueño de todos los involucrados
- Hablar con los docentes de los hijos y exponerles la situación para contar con el apoyo de la escuela.
- Aprender a meditar y relajarse.
Por último, lo más importante es estar informado, ponerse límites y pedir ayuda. El trabajo en equipo favorece el bienestar de todas las partes.
Fuente: http://www.espaciofamiliar.net/index.php?option=com_k2&view=item&id=933:cuando-en-la-familia-hay-un-ser-querido-con-alzaeimer&Itemid=320
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