¿Cuándo estudian mejor los jóvenes? ¿Por la mañana o por la tarde?
Aunque los adolescentes se empeñan en atrasar su reloj vital, los resultados académicos parecen no darles la razón. ¿Cuál es el motivo? Los adolescentes, sobre todo a partir de los 12 años, tienen una tendencia marcada a la vespertinidad, esto es, a retrasar sus actividades en el tiempo hacia la segunda mitad del día, con lo que se acuestan y se levantan más tarde que el resto.
No es totalmente un capricho ni una decisión personal, pues la biología también cuenta, ya que parece que los cambios hormonales propios de esa etapa tan convulsa de su desarrollo “fuerzan”, en algún sentido, esa preferencia por la tarde-noche.
Rendimiento escolar
Sin embargo, esta nueva forma de vida que suelen adoptar muchos escolares, retrasando al máximo la hora de irse a la cama, parece no estar en consonancia con las obligaciones que impone el sistema educativo en el que, de forma mayoritaria, se comienza pronto por la mañana a esas edades.
Así, lo más común es que las clases se inicien a primera hora, cuando, muy probablemente al joven no le ha dado tiempo a atesorar las horas de sueño y descanso necesarias. Pero, incluso cuando esto no es así, y ha podido dormir de forma reparadora, los investigadores han constatado que el rendimiento escolar baja. Así lo ha determinado el grupo de investigación “Estilos Psicológicos, Género y Salud”, de la Universidad Complutense de Madrid, en un trabajo cuyos resultados han sido publicados en la revista Learning and Individual Differences.
Planificar el estudio
Según la citada investigación, los adolescentes que optaban por un modo de vida vespertino; esto es con unos patrones de sueño más atrasados en el tiempo y preferencia por estudiar a última hora del día, lograban peores resultados académicos, independientemente del número de horas que hubieran dormido.
Estas conclusiones, que se hacen especialmente visibles en el grupo de edad de 12 a 14 años, han sido corroboradas igualmente por trabajos realizados en otros países. Por este motivo, sus autores insisten en la importancia de planificar el estudio y las exigencias académicas a lo largo del día, teniendo en cuenta el rendimiento real del alumno.
El jet-lag social
Pero, además de influir sobre las notas escolares, la tendencia a la vespertinidad coloca a los adolescentes en una posición social un tanto al margen, que se ha denominado “jet-lag social” y que supone un desajuste con respecto al ritmo de la familia y el colegio, pues estos últimos tienden a realizar la mayor parte de sus actividades en horario matutino. El jet-lag social supone que el niño está en un estado de somnolencia a primera hora de la mañana, pero que alcanza su nivel de máximo rendimiento a partir de la tarde.
Las bases del estudio
En este estudio de la Universidad Complutense de Madrid han participado más de mil escolares entre 12 y 16 años que cursaban, en el momento de realizarlo, Educación Secundaria Obligatoria (ESO).
Los investigadores les preguntaron acerca de: sus hábitos de sueño, sus preferencias a la hora de realizar ejercicio físico y tareas de una alta concentración, como exámenes, y qué momento les parecía el mejor para acostarse y levantarse. Uniendo estas respuestas de la Escala de Matutinidad/Vespertinidad con las notas obtenidas en Lengua Castellana y Literatura, Ciencias Sociales, Geografía e Historia, Matemáticas e Inglés, se obtuvieron los resultados que alertan del peor rendimiento académico que obtienen los adolescentes que tienden a la vespertinidad.
No es totalmente un capricho ni una decisión personal, pues la biología también cuenta, ya que parece que los cambios hormonales propios de esa etapa tan convulsa de su desarrollo “fuerzan”, en algún sentido, esa preferencia por la tarde-noche.
Rendimiento escolar
Sin embargo, esta nueva forma de vida que suelen adoptar muchos escolares, retrasando al máximo la hora de irse a la cama, parece no estar en consonancia con las obligaciones que impone el sistema educativo en el que, de forma mayoritaria, se comienza pronto por la mañana a esas edades.
Así, lo más común es que las clases se inicien a primera hora, cuando, muy probablemente al joven no le ha dado tiempo a atesorar las horas de sueño y descanso necesarias. Pero, incluso cuando esto no es así, y ha podido dormir de forma reparadora, los investigadores han constatado que el rendimiento escolar baja. Así lo ha determinado el grupo de investigación “Estilos Psicológicos, Género y Salud”, de la Universidad Complutense de Madrid, en un trabajo cuyos resultados han sido publicados en la revista Learning and Individual Differences.
Planificar el estudio
Según la citada investigación, los adolescentes que optaban por un modo de vida vespertino; esto es con unos patrones de sueño más atrasados en el tiempo y preferencia por estudiar a última hora del día, lograban peores resultados académicos, independientemente del número de horas que hubieran dormido.
Estas conclusiones, que se hacen especialmente visibles en el grupo de edad de 12 a 14 años, han sido corroboradas igualmente por trabajos realizados en otros países. Por este motivo, sus autores insisten en la importancia de planificar el estudio y las exigencias académicas a lo largo del día, teniendo en cuenta el rendimiento real del alumno.
El jet-lag social
Pero, además de influir sobre las notas escolares, la tendencia a la vespertinidad coloca a los adolescentes en una posición social un tanto al margen, que se ha denominado “jet-lag social” y que supone un desajuste con respecto al ritmo de la familia y el colegio, pues estos últimos tienden a realizar la mayor parte de sus actividades en horario matutino. El jet-lag social supone que el niño está en un estado de somnolencia a primera hora de la mañana, pero que alcanza su nivel de máximo rendimiento a partir de la tarde.
Las bases del estudio
En este estudio de la Universidad Complutense de Madrid han participado más de mil escolares entre 12 y 16 años que cursaban, en el momento de realizarlo, Educación Secundaria Obligatoria (ESO).
Los investigadores les preguntaron acerca de: sus hábitos de sueño, sus preferencias a la hora de realizar ejercicio físico y tareas de una alta concentración, como exámenes, y qué momento les parecía el mejor para acostarse y levantarse. Uniendo estas respuestas de la Escala de Matutinidad/Vespertinidad con las notas obtenidas en Lengua Castellana y Literatura, Ciencias Sociales, Geografía e Historia, Matemáticas e Inglés, se obtuvieron los resultados que alertan del peor rendimiento académico que obtienen los adolescentes que tienden a la vespertinidad.
Fuente: http://www.todoparalafamilia.com/index.php?option=com_content&view=article&id=1642:irinden-peor-por-la-tarde&catid=2:padreshijos&Itemid=5
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