Decálogo de supervivencia de una madre en vacaciones

Actitud positiva desde el minuto “cero”: prepara las maletas con ilusión y haz que todo el mundo participe. Pregunta a tus hijos qué no puede faltar en su maleta y haz que vayan preparando ellos mismos su equipaje. Ellos lo pasarán bien ilusionándose con las vacaciones mientras aprenden a preparar la maleta y tú te verás menos agobiada.

¡Más vale prevenir que curar!: una madre previsora vale por dos. Y es que en tu equipaje no puede faltar el botiquín del viajero, con los productos necesarios para primeros auxilios. Si cuentas con un seguro de salud, no olvides llevarte tu tarjeta sanitaria. Si viajas al extranjero, asegúrate de que tu póliza incluye Asistencia en Viaje.

Prohibido enfadarse o gritar: antes de salir de casa asumid este compromiso colectivo: nada de enfados, malas caras, ni gritos. Invéntate algún tipo de ritual divertido para ahuyentar la energía negativa. ¡Empiezan las esperadas vacaciones y son para disfrutarlas con los tuyos!

El número al que llama está fuera de servicio: apaga el móvil de empresa, configura tu correo con el mensaje automático “fuera de la oficina” y deja la blackberry en casa, ¡estás de vacaciones! Seguro que el resto de la familia valora este gesto y no ves morros ni malas caras. Eso sí, a cambio, la videoconsola también se quedará en casa.

Todos pueden ayudar: si el destino de vacaciones es una segunda residencia o un apartamento alquilado, no asumas tú todo el trabajo. Reparte tareas en función de la edad de tus hijos. Poner la mesa, hacerse la cama o ir a por el pan, son algunos de las tareas que pueden hacer tus hijos y que les enseñarán a ser responsables.

Mamá… ¡me aburro!: la frase más temida por todas las madres porque significa que en un rato empezarán a molestar o, pero, a pelearse con sus hermanos. Infórmate de las actividades que pueden hacerse por la zona… cualquier actividad al aire libre puede ser divertida.

Esta noche, solos tú y yo: busca canguro para una noche y sal con tu pareja. Reserva mesa en un restaurante romántico e infórmate de cuáles son las terrazas de moda para tomaros una copa después. Salir a cenar como solíais hacer ‘en los viejos tiempos’ os llenará de energía positiva.

No molesten: leer un buen libro en la terraza, una siesta tumbada a la sombra de un árbol, un baño tranquilo o un largo paseo… cualquier cosa, pero tú sola o en compañía de una amiga. Ni niños ni marido. Éste es tu momento.

Como cuando eras una niña: ¿recuerdas cuando jugabas con las olas, pasabas por los charcos en bicicleta, o metías las manos en la masa de las galletas? Retoma esa actitud positiva y optimista, disfruta de las pequeñas cosas y ríete a carcajadas.

Llévate el optimismo vacacional de vuelta a casa: si estas vacaciones lo has pasado bien y has sabido ver las cosas desde un punto de vista distinto, más positivo, ¿por qué no te llevas esa actitud de vuelta a casa? Las emociones se contagian así que prueba a sonreír más, verás cómo la gente te devuelve la sonrisa y te trata de otro modo.
 
Fuente: http://www.thefamilywatch.org/cos/cos-1052-es.php
 

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