Esta noche salgo...
Voy a relatar los hechos que suceden cuando los jóvenes o adolescentes, la tarde del jueves, del viernes y del sábado, pronuncian la sencilla frase de: “Esta noche salgo”.
Aquella noche los padres ven con sorpresa que los hijos no tiene prisa.
Después de cenar cada uno por su cuenta , cada miembro de la familia se mete en su mundo por separado: ven la T.V. se conectan al facebook, o al twiter, leen algo, se ponen a hablar por teléfono y a enviarse sms o correos con sus amigos.
A partir de las once y pico, los padres miran el reloj preguntándose si las múltiples llamadas de los hijos habrán significado un cambio de planes. Entonces se les pregunta:
- ¿ No íbais a salir?
- ¿ Pero en qué mundo vives? le responden, ¡si no han dado las doce!
Durante ese tiempo los jóvenes han dado vueltas por la casa, dando la impresión de estar aburridos. Han alejado la tentación de acostarse a dormir jugando al Rol, al Magic y tomándose Coca Cola.
Así llega la medianoche y los padres empiezan a detectar signos de actividad. Si hay suerte, sobre la una de la madrugada los hijos salen de casa. Algunos hasta se despiden; otros dan un portazo para notificar, de forma acústica, su partida. Se les suele decir lo de: _¡”No vengas tarde”. Y, efectivamente hacen caso, porque no llegan tarde, llegan bien temprano, hacia las ocho o las nueve de la mañana...
Al día siguiente, por la tarde, claro, pues por la mañana ellos están durmiendo, se encuentra la familia, y a los padres les gustaría que los hijos contasen cosas, pero son reacios a ello. Solo dicen que han estado en las terrazas y que no les preguntes más pues , pues ¿vas a empezar , ya, con el interrogatorio?. Dicen que ellos tienen derecho a la libertad , que no te metas en “sus cosas” y que ellos saben lo que hacen.
La labor educadora de padres y educadores , puede ser , el tener con ellos una postura receptiva y dialogante. No darles todo pensado, sino tratar de hacerles pensar, por medio de preguntas adecuadas que le ayuden a observar la realidad, le ayuden a reflexionar por su cuenta, a indagar las causas y consecuencias y a buscar por sí mismo las soluciones.
Actualmente en la psicología familiar existe un talante educativo de gran permisividad. Este ambiente es muy destructivo, pues se crece con poca voluntad, poca conciencia propia, sin demasiado sentido de responsabilidad.
Los jóvenes necesitan una educación que sea comprensiva, pero al mismo tiempo exigente. A la larga los jóvenes no agradecen que se haya tenido con ellos una educación excesivamente blanda.
Aquella noche los padres ven con sorpresa que los hijos no tiene prisa.
Después de cenar cada uno por su cuenta , cada miembro de la familia se mete en su mundo por separado: ven la T.V. se conectan al facebook, o al twiter, leen algo, se ponen a hablar por teléfono y a enviarse sms o correos con sus amigos.
A partir de las once y pico, los padres miran el reloj preguntándose si las múltiples llamadas de los hijos habrán significado un cambio de planes. Entonces se les pregunta:
- ¿ No íbais a salir?
- ¿ Pero en qué mundo vives? le responden, ¡si no han dado las doce!
Durante ese tiempo los jóvenes han dado vueltas por la casa, dando la impresión de estar aburridos. Han alejado la tentación de acostarse a dormir jugando al Rol, al Magic y tomándose Coca Cola.
Así llega la medianoche y los padres empiezan a detectar signos de actividad. Si hay suerte, sobre la una de la madrugada los hijos salen de casa. Algunos hasta se despiden; otros dan un portazo para notificar, de forma acústica, su partida. Se les suele decir lo de: _¡”No vengas tarde”. Y, efectivamente hacen caso, porque no llegan tarde, llegan bien temprano, hacia las ocho o las nueve de la mañana...
Al día siguiente, por la tarde, claro, pues por la mañana ellos están durmiendo, se encuentra la familia, y a los padres les gustaría que los hijos contasen cosas, pero son reacios a ello. Solo dicen que han estado en las terrazas y que no les preguntes más pues , pues ¿vas a empezar , ya, con el interrogatorio?. Dicen que ellos tienen derecho a la libertad , que no te metas en “sus cosas” y que ellos saben lo que hacen.
La labor educadora de padres y educadores , puede ser , el tener con ellos una postura receptiva y dialogante. No darles todo pensado, sino tratar de hacerles pensar, por medio de preguntas adecuadas que le ayuden a observar la realidad, le ayuden a reflexionar por su cuenta, a indagar las causas y consecuencias y a buscar por sí mismo las soluciones.
Actualmente en la psicología familiar existe un talante educativo de gran permisividad. Este ambiente es muy destructivo, pues se crece con poca voluntad, poca conciencia propia, sin demasiado sentido de responsabilidad.
Los jóvenes necesitan una educación que sea comprensiva, pero al mismo tiempo exigente. A la larga los jóvenes no agradecen que se haya tenido con ellos una educación excesivamente blanda.
Beby Martín
Psicóloga del Cof2000
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