Niños desobedientes, cómo conseguir que obedezcan

En muchas ocasiones, y con razón, nos quejamos de que tenemos un hijo desobediente, de que no nos hacen caso, de que son unos niños desobedientes, sin embargo, no siempre se les puede achacar la culpa a ellos.

En contra de lo que creemos, muchas veces es un niño desobediente por dos razones fundamentales:

- Porque no le hemos pedido cosas que puede realizar a su edad.

- Porque no lo hemos pedido de forma correcta en relación a su edad.
Hay que pedirle las cosas en función de su edad

La mayoría de los niños se desarrollan siguiendo una línea de maduración y crecimiento similar, aunque con pequeñas variaciones. Las capacidades que van desarrollando están muy marcadas por la edad que tienen en cada momento. Si conocemos esta línea de desarrollo y las capacidades que desarrollan en función de la edad, tendremos resuelto medio problema de que sea nuestro hijo desobediente.
Durante los tres primeros años

Es una etapa en la que el niño va conociendo y explorando su entorno y su propio cuerpo. Hay que dejarle interactuar con las cosas que le rodean, con sus manos, brazos y piernas.

También es una etapa marcada por la aparición de las rabietas y la dificultad de los padres por gestionarlas, por la aparición de los miedos (a los extraños, a la oscuridad, a la separación de los padres…) y una etapa donde su capacidad de concentración y de atención es muy limitada, por lo que en seguida quieren cambiar de actividad si ésta no les interesa.

Todas estas pautas del desarrollo durante estos primeros años, se deben tener en cuenta a la hora de realizarle peticiones, si no queremos tener un niño desobediente. Podemos empezar a pedirle cosas como que recoja los juguetes, que empiece a ensayar con el cepillo de dientes o que se vaya poniendo algunas ropas, pero estas peticiones necesitarán de nuestra ayuda y supervisión. Y recordar, siempre las peticiones de una en una a estas edades.
A partir de los 3 años

Aquí empieza a explorar los límites que se le imponen, muchas veces en forma de travesura, es una forma de llamar nuestra atención. Si no revisten peligro, ignorarlos es la mejor opción. Ya podemos pedirle varias cosas en una misma orden.

Su capacidad de concentración y atención va aumentando, y ante ciertas tareas ya no necesitará una supervisión, como vestirse, ir al baño… y además es muy bueno que le demos esa autonomía, pero siempre reconociendo a continuación si lo ha hecho bien.

Es una etapa en la que preguntará constantemente sobre las cosas, y es muy adecuado que le escuchemos y respondamos a todos sus interrogantes.
Cómo pedirle las cosas correctamente

Desde que el niño puede entender lo que le pedimos, para que no sea un niño desobediente y realice lo que le pedimos, es conveniente seguir los siguientes consejos:
Hay que centrar su atención, mirarle a los ojos cuando le hablemos y llamarle por su nombre, incluso poniéndonos a su altura, agachándonos o poniéndolo en una silla.
Hay que pedirle las cosas de forma amable y educada, pero siempre dejándole la petición bien clarita. Hay que cundir con el ejemplo si le queremos enseñar educación.
Solo deberíamos pedirle una cosa por vez, diciéndole bien claro lo que tiene que hacer, cómo y cuándo acabarlo. Delimita bien la tarea.
Si pregunta el porqué de la tarea habrá que dárselo, pero de forma corta y concisa.
No deberíamos de repetirle la petición dentro del mismo día.
Cuando le pidas algo no se debe hacer nunca en forma de pregunta “¿quieres recoger la habitación?” De esta forma le das la posibilidad de que te diga que no. Hay que pedírselo usando fórmulas como “Quiero que recojas…” o “Por favor, recoge la habitación”.
Dale tiempo a que realice lo que le has pedido, o si ya es una tarea rutinaria, dale tiempo y la oportunidad de que la realice sin tener que repetírselo a diario.
Por último, pero casi lo más importante, si quieres evitar tener un hijo desobediente, es vital que recompenses con elogios o con premios, todo aquello que hace bien, en todo aquello que obedece, o al menos, todo aquello que se acerque a lo que le has pedido. Y debes utilizar recompensas que verdaderamente le gusten. Los primeros años son eficaces y muy buenos los elogios o refuerzos verbales. Después podrás utilizar recompensas materiales. Y, cuando ya hayas conseguido convertir una tarea en rutinaria y la realice sin repetírselo, podrás retirar la recompensa, aunque no está de más que de vez en cuando se lo reconozcas o se lo elogies.

Ante los niños desobedientes las mejores armas son la paciencia, la constancia, realizar las peticiones adecuadamente en función de su edad y el usar los elogios y las recompensas de forma correcta.

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