
Pues sí; una novela que trata de la mediación familiar, que lo hace bien, que engancha... Una lectura amena de la que podemos salir enriquecidos, no sólo entretenidos.
La vida familiar ha sido judicializada en exceso. Ya lo sabemos. Los fracasos y las rupturas no deben ser idealizados. Sánchez Adalid no lo hace. Lo describe valiéndose, como dice, de muchas historias reales que están en el trasfondo de este relato. Tampoco idealiza la mediación. La describe con esperanza, con la ilusión de la protagonista que ve en ella el alivio a tanto dolor innecesario y a tanto rencor que mata.
Se trata, por otra parte, de una buena novela. Vale la pena adentrarse en sus páginas. Quiero, por tanto, ofrecerle al equipo del Cof2000 este recurso de verano. Les hará bien a los psicólogos, abogados, orientadores..., pero sobre todo, les hará mucho bien a los mediadores.
Sigamos pasando un buen verano.
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